En la actualidad, estamos viviendo momentos duros por la situación
económica en la que nos encontramos. Estamos en una crisis en la que mucha
gente cada vez se siente más desesperada ante la problemática emergente. En
estos momentos nuestras emociones se encuentran profundamente dañadas y eso
puede provocar que mucha gente llegue a tal desesperación, hasta el punto de
poder llegar a suicidarse(como ha ocurrido por desgracia hace no mucho en
nuestro país a causa de los desahucios).
Debemos apreciar lo que somos, lo que tenemos, y lo que podemos llegar a
conseguir proponiéndonos unas metas acordes a nuestras posibilidades. Para
lograrlo podemos empezar por aprender a controlar estas emociones negativas de
las que hablábamos anteriormente. Investigando por la red he encontrado algunas
técnicas útiles para manejar por ejemplo, la ansiedad y la ira:
Técnica n.° 1:
Respiración profunda
Esta técnica es muy fácil de aplicar y es útil para
controlar las reacciones fisiológicas antes, durante y después de enfrentarse a
las situaciones emocionalmente intensas.
- Inspira profundamente mientras cuentas
mentalmente hasta 4
- Mantén la respiración mientras cuentas
mentalmente hasta 4
- Suelta el aire mientras cuentas mentalmente hasta
8
- Repite el proceso anterior
De lo que se trata es de hacer las distintas fases de
la respiración de forma lenta y un poco más intensa de lo normal, pero sin
llegar a tener que forzarla en ningún momento. Para comprobar que haces la respiración
correctamente puedes poner una mano en el pecho y otra en el abdomen. Estarás
haciendo correctamente la respiración cuando sólo se te mueva la mano del
abdomen al respirar (algunos le llaman también respiración abdominal).
Técnica n.° 2:
Detención del pensamiento
Esta técnica puede utilizarse también antes, durante o
después de la situación que nos causa problemas.
Esta estrategia se centra en el control del
pensamiento. Para ponerla en práctica debes seguir los siguientes pasos:
- Cuando te empieces a encontrar incómodo, nervioso
o alterado, préstale atención al tipo de pensamientos que estás teniendo,
e identifica todos aquellos con connotaciones negativas (centrados en el
fracaso, el odio hacia otras personas, la culpabilización, etc.)
- Di para ti mismo “¡Basta!”
- Sustituye esos pensamientos por otros más
positivos
El problema de esta técnica es que se necesita cierta
práctica para identificar los pensamientos negativos, así como para darles la
vuelta y convertirlos en positivos. En el siguiente cuadro te presentamos
algunos ejemplos:
PENSAMIENTOS NEGATIVOS
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PENSAMIENTOS POSITIVOS
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“Soy un desastre”
“No puedo soportarlo”
“Me siento desbordado”
“Todo va a salir mal”
“No puedo controlar esta situación”
“Lo hace a propósito”
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“Soy capaz de superar esta situación”
“Si me esfuerzo tendré éxito”
“Preocuparse no facilita las cosas”
“Esto no va a ser tan terrible”
“Seguro que lo lograré”
“Posiblemente no se haya dado cuenta
“que lo que hace me molesta”
|
Técnica n.° 3:
Relajación muscular
Esta técnica también sirve para aplicar antes, durante
y después de la situación, pero para su empleo eficaz requiere entrenamiento
previo. Para su práctica sigue los siguientes pasos:
- Siéntate tranquilamente en una posición cómoda.
Cierra los ojos.
- Relaja lentamente todos los músculos de tu
cuerpo, empezando con los dedos de los pies y relajando luego el resto del
cuerpo hasta llegar a los músculos del cuello y la cabeza.
- Una vez que hayas relajado todos los músculos de
tu cuerpo, imagínate en un lugar pacífico y relajante (por ejemplo,
tumbado en una playa). Cualquiera que sea el lugar que elijas, imagínate
totalmente relajado y despreocupado.
Imagínate en ese lugar lo más claramente posible.
Practica este ejercicio tan a menudo como sea posible, al menos una vez al día
durante unos 10 minutos en cada ocasión. Si te ha convencido la utilidad del
ejercicio, recuerda que debes practicarlo para llegar a automatizar el proceso
y conseguir relajarte en unos pocos segundos.
Técnica n.° 4:
Ensayo mental
Esta técnica está pensada para ser empleada antes de
afrontar situaciones en las que no nos sentimos seguros. Consiste simplemente
en imaginarte que estás en esa situación (por ejemplo, pidiéndole a alguien que
salga contigo) y que lo estás haciendo bien, a la vez que te sientes totalmente
relajado y seguro. Debes practicar mentalmente lo que vas a decir y hacer.
Repite esto varias veces, hasta que empieces a sentirte más relajado y seguro
de ti mismo.